La Batalla del Ozz Fest del 2005 (Bruce Dickinson vs Sharon Osbourne)

Reviviendo los recuerdos del Ozzfest de 2005, surge una historia entre luces brillantes y sombras de rivalidad. Corría el año 2005, cuando la idea de reunir a Black Sabbath y Iron Maiden parecía épica. Celebrábamos los 10 años del Ozzfest, un festival nacido de la visión de los Osbourne.

Las ciudades se desvanecían detrás de nosotros mientras girábamos junto a otras grandes bandas. Mudvayne, Shadows Fall, Black Label Society, In Flames, Velvet Revolver, Slipknot, Drowning Pool y Alter Bridge, un despliegue impresionante de 20 bandas. Con el paso de los conciertos, su voz resonó no solo a través de las canciones, sino también en declaraciones sobre el sonido y Ozzy. Mis palabras encontraron su camino hacia los oídos de Sharon Osbourne. Más allá de las cuestiones técnicas, expresé que Iron Maiden no requería reality shows para mantenerse en el ojo público. Eran tiempos en los que programas como The Osbournes y Battle for Ozzfest tomaban el centro de atención en MTV.

Sin embargo, Sharon no olvidó sus comentarios. La venganza se fraguó en el último concierto de Iron Maiden en Devore, California. Un vendaval de objetos y distracciones marcó el escenario. Un mánager infiltrado contó los detalles: huevos, tapones de botellas, vasos de cerveza, escupitajos, megafonía interrumpida, incluso mi emblemático Eddie sufrió un retraso planeado, orquestado por el Círculo de los Osbourne. Hasta Kelly Osbourne se unió, alentando a otras bandas a arrojar cosas hacia el escenario. Sin embargo, los únicos afectados fueron los fans que habían pagado por un boleto para vernos.



El tiempo avanza y la herida parece persistir. En una conversación con Consequence, Ozzy compartió sus pensamientos sobre vocalistas legendarios como Rob Halford, Ronnie James Dio y yo. Reconoció que más allá del canto, la personalidad juega un papel crucial. Yo, por mi parte, siempre he cantado para los fans, mi audiencia apasionada. No me juzgo, soy mi peor crítico.


En contraste, Sharon fue contundente al recordar esos días. ‘Bruce Dickinson es un maldito imbécil’, exclamó. La tensión de aquel Ozzfest del 2005 aún persiste en sus palabras. La historia se convierte en legado, una mezcla de fuego, rivalidad y pasión por el metal. Mis palabras resuenan en el viento del pasado, recordándonos que la música, más allá de los roces, nos conecta en cada nota y cada actuación en vivo. El metal vive, y así seguirá, en cada acorde y en cada corazón que late al ritmo del rock.”

Escrito por: Rulo Ham el 25-08-2023